jueves, 29 de abril de 2010
jueves, 1 de abril de 2010
Organizacion Politica del Derritorio de la Donvenion :
La organización política del territorio de La Convención se ha realizado, en gran medida, de acuerdo a criterios topográficos.Creación de la provinciaLa provincia de La Convención fue creada el 25 de julio de 1857 por una ley (sin número) promulgada por la Convención Constituyente de Huancayo cuyo texto es el siguiente:Art. 1º Se erige una nueva provincia denominada Convención, compuesta de los valles de Santa Ana, Ocobamba, Mosco -Laccta y Lares, pertenecientes a las provincias de Urubamba y Calca, en el departamento de Cuzco.Son límites de esta provincia, tomando por centro la Villa de Santa Ana, que será la capital, por el sur los puertos o abras que la dividen naturalmente de las provincias de Urubamba y Calca, conocidos el uno con el nombre de Puerto Pantiacalla, y el otro bajo la denominación de Puerto de Lares; al sur oeste las provincias de Abancay y Andahuaylas; al oeste las montañas del cercado de Ayacucho y de la provincia de Huanta; al norte y al este los límites actuales.
Art. 2º El ejecutivo procederá inmediatamente a nombrar, con arreglo a la Constitución, los funcionarios políticos y judiciales quedebe tener dicha provincia.Comuníquese al Poder Ejecutivo para que disponga lo necesario a su cumplimiento.Dada en la Sala de Sesiones, en Lima, a 25 de julio de 1857.José Gálvez, Presidente, Pío B. Meza, Secretario. Fernando Céspedes Escudero, Secretario.
Extensión y capital de la provincia
Aunque los límites territoriales con los que se creaba la provincia convenciana no se marcaban con precisión (se extendía hasta las fronteras con Brasil y Bolivia), se estima que su extensión inicial llegaba a 300.000 K2. La creación del departamento de Madre de Dios en el año 1912, del distrito de Tambo en la provincia de Jauja en 1943, de la provincia de Satipo en 1965, y por último del departamento de Ucayali en 1982, supusieron sucesivos recortes para el territorio convenciano que ha quedado reducido a una décima parte del inicial, aproximadamente a unos 30.061.82 K2.
Como costa en la ley por la que se creó La Convención, la Villa de Santa Ana fue su capital hasta que el 29 de noviembre de 1918, fecha en que, en virtud de la ley 2890, la capital de la provincia fue trasladada a la Villa de Quillabamba, que el 13 de septiembre de 1957, por ley 12834 promulgada por el gobierno de Manuel Prado, fue elevada al rango de Ciudad.
Art. 2º El ejecutivo procederá inmediatamente a nombrar, con arreglo a la Constitución, los funcionarios políticos y judiciales quedebe tener dicha provincia.Comuníquese al Poder Ejecutivo para que disponga lo necesario a su cumplimiento.Dada en la Sala de Sesiones, en Lima, a 25 de julio de 1857.José Gálvez, Presidente, Pío B. Meza, Secretario. Fernando Céspedes Escudero, Secretario.
Extensión y capital de la provincia
Aunque los límites territoriales con los que se creaba la provincia convenciana no se marcaban con precisión (se extendía hasta las fronteras con Brasil y Bolivia), se estima que su extensión inicial llegaba a 300.000 K2. La creación del departamento de Madre de Dios en el año 1912, del distrito de Tambo en la provincia de Jauja en 1943, de la provincia de Satipo en 1965, y por último del departamento de Ucayali en 1982, supusieron sucesivos recortes para el territorio convenciano que ha quedado reducido a una décima parte del inicial, aproximadamente a unos 30.061.82 K2.
Como costa en la ley por la que se creó La Convención, la Villa de Santa Ana fue su capital hasta que el 29 de noviembre de 1918, fecha en que, en virtud de la ley 2890, la capital de la provincia fue trasladada a la Villa de Quillabamba, que el 13 de septiembre de 1957, por ley 12834 promulgada por el gobierno de Manuel Prado, fue elevada al rango de Ciudad.
Echarati, al fondo el Urusayhua
Distritos de la provincia
La ley por la que se creaba la provincia no señalaba los distritos de la misma. Años después la ley 9-XII-1893 subsanaba esta carencia creando cinco distritos en la provincia: Santa Ana, Ocobamba, Huayopata, Vilcabamba y Echarati. En realidad estos cinco distritos habían sido creados unos meses antes que la provincia de La Convención, el 2 de enero del mismo año, 1857, pero como distritos de la provincia de Urubamba. De ahí el equívoco. El distrito de Echarati, ubicado en la parte norte de la provincia, abarcaba el 63% del total del territorio inicial de la provincia.
El 11 de octubre de 1957 se crea el distrito de Santa Teresa que comprende el sur oeste del territorio provincial. El 15 de marzo de 1961 se crea el distrito de Maranura en el centro sur, y el 1º de octubre de 1986 el de Quellouno en el sur este. El 4 de mayo de 1990 se crea el distrito de Quimbiri, y por último el 7 de agosto de 1995 el distrito de Pichari, los dos ubicados en la zona nor-este de la provincia.
Distritos de la provincia
La ley por la que se creaba la provincia no señalaba los distritos de la misma. Años después la ley 9-XII-1893 subsanaba esta carencia creando cinco distritos en la provincia: Santa Ana, Ocobamba, Huayopata, Vilcabamba y Echarati. En realidad estos cinco distritos habían sido creados unos meses antes que la provincia de La Convención, el 2 de enero del mismo año, 1857, pero como distritos de la provincia de Urubamba. De ahí el equívoco. El distrito de Echarati, ubicado en la parte norte de la provincia, abarcaba el 63% del total del territorio inicial de la provincia.
El 11 de octubre de 1957 se crea el distrito de Santa Teresa que comprende el sur oeste del territorio provincial. El 15 de marzo de 1961 se crea el distrito de Maranura en el centro sur, y el 1º de octubre de 1986 el de Quellouno en el sur este. El 4 de mayo de 1990 se crea el distrito de Quimbiri, y por último el 7 de agosto de 1995 el distrito de Pichari, los dos ubicados en la zona nor-este de la provincia.
miércoles, 31 de marzo de 2010
Vilcabamba (parque arqueologico de rosas Pata)
Vilcabamba, los españoles la encontraron en 2001
La historiadora Carmen Martín Rubio, miembro de la expedición españouan de Betanzos-Vilcabamba, desmiente la polémica atribución de los recientes hallazgos arqueológicos de un equipo de National Geographic.
Finalizaba el mes de junio de 1572, cuando una tropa de 260 soldados, al mando del capitán Martín García Oñaz de Loyola, conquistaba la ciudad de Vilcabamba, capital del último reducto de resistencia inca frente a los españoles en la selva de la Sierra andina, y capturaba a su soberano, el Inca Tupac Amaru.
Traslado al Cusco, el hijo menor del Inca Manco Capac sería juzgado por orden del virrey don Francisco de Toledo y decapitado públicamente en la Plaza de Armas, entre tremendos gemidos, alaridos y llantos de las gentes que no podían contener su tristeza al contemplar la desaparición de su postrer monarca.
Con este cruento epílogo, se cerraban casi cuatro décadas de obstinada rebeldía por parte de algunos grupos fieles a la tradicional organización del Tahuantinsuyo, el gran Imperio Inca, uno de los más potentes y extensos que han existido en la Historia de la Humanidad, que, en apenas cinco años (desde 1528 a 1533) se había desmoronado con la llegada de unos pocos europeos al mando del conquistador Francisco Pizarro.
Desde entonces, Vilcabamba se convirtió en el reino perdido de los Incas y, desde mediados del siglo XIX, en uno de las prioridades arqueológicos de todo el mundo científico.
Entre 1997 y 2001, un equipo de investigadores españoles realizó las expediciones "Juan de Betanzos-Vilcabamba" y logró localizar, por fin, numerosos vestigios del emplazamiento de la mítica ciudad. Sin embargo, la polémica saltó hace unas semanas a los medios de información de todo el mundo, cuando David Frost, director de una expedición auspiciada por la "National Geographyc Society" anunciaba, a su vez, el hallazgo de un complejo yacimiento arqueológico en la zona selvática del departamento peruano del Cusco y aventuraba la posibilidad de que los restos fueran las verdaderas ruinas de Vilcabamba la Vieja o la Grande.
Mª del Carmen Martín Rubio, historiadora y miembro de la Expedición "Juan de Betanzos-Vilcabamba" recuerda en este número los hallazgos de los investigadores que participaron en aquella empresa pionera, reconocida por el Instituto Nacional de Cultura peruano, y cómo se produjo el hallazgo de la auténtica Vilcabamba la Grande.
La historiadora Carmen Martín Rubio, miembro de la expedición españouan de Betanzos-Vilcabamba, desmiente la polémica atribución de los recientes hallazgos arqueológicos de un equipo de National Geographic.
Finalizaba el mes de junio de 1572, cuando una tropa de 260 soldados, al mando del capitán Martín García Oñaz de Loyola, conquistaba la ciudad de Vilcabamba, capital del último reducto de resistencia inca frente a los españoles en la selva de la Sierra andina, y capturaba a su soberano, el Inca Tupac Amaru.
Traslado al Cusco, el hijo menor del Inca Manco Capac sería juzgado por orden del virrey don Francisco de Toledo y decapitado públicamente en la Plaza de Armas, entre tremendos gemidos, alaridos y llantos de las gentes que no podían contener su tristeza al contemplar la desaparición de su postrer monarca.
Con este cruento epílogo, se cerraban casi cuatro décadas de obstinada rebeldía por parte de algunos grupos fieles a la tradicional organización del Tahuantinsuyo, el gran Imperio Inca, uno de los más potentes y extensos que han existido en la Historia de la Humanidad, que, en apenas cinco años (desde 1528 a 1533) se había desmoronado con la llegada de unos pocos europeos al mando del conquistador Francisco Pizarro.
Desde entonces, Vilcabamba se convirtió en el reino perdido de los Incas y, desde mediados del siglo XIX, en uno de las prioridades arqueológicos de todo el mundo científico.
Entre 1997 y 2001, un equipo de investigadores españoles realizó las expediciones "Juan de Betanzos-Vilcabamba" y logró localizar, por fin, numerosos vestigios del emplazamiento de la mítica ciudad. Sin embargo, la polémica saltó hace unas semanas a los medios de información de todo el mundo, cuando David Frost, director de una expedición auspiciada por la "National Geographyc Society" anunciaba, a su vez, el hallazgo de un complejo yacimiento arqueológico en la zona selvática del departamento peruano del Cusco y aventuraba la posibilidad de que los restos fueran las verdaderas ruinas de Vilcabamba la Vieja o la Grande.
Mª del Carmen Martín Rubio, historiadora y miembro de la Expedición "Juan de Betanzos-Vilcabamba" recuerda en este número los hallazgos de los investigadores que participaron en aquella empresa pionera, reconocida por el Instituto Nacional de Cultura peruano, y cómo se produjo el hallazgo de la auténtica Vilcabamba la Grande.
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